Fangoria o por qué el discurso estético no es un ready-made.

Por Jose Eduardo Guerra D. @joseduardguerra

¿A QUIÉN LE IMPORTAN LOS DISCURSOS?

@fangoriaoficial es un colectivo artístico liderado por @alaskaoficial y @nachocanutoficial. Cada uno de sus trabajos discográficos se enmarca bajo un concepto y un discurso. La serie de epígrafes presentados aquí son la base o punto de partida desde donde ellos han querido transmitir ideas, sentimientos, pensamientos o deseos. Y es que las frases como recurso expresivo están tan sobreexplotadas en la actualidad no tanto por sus cualidades literarias sino por su (pre)potencia panfletaria y su arbitrariedad discursiva. Se trata de frases que desde su aparente arbitrariedad lanzan al aire esta cuestión: ¿A quién le importan los discursos?

“SOY RESPONSABLE DE LO QUE DIGO, NO DE LO QUE USTED ENTIENDA”.

En el trabajo artístico de Fangoria hay discurso, hay retórica y hay elocuencia pero no sin un dejo de desesperanza y estoicismo ante el público. Nacho Canut y Alaska poseen un universo creativo plagado de referencias, argumentos, imágenes, literalidades, figuraciones, retruécanos, denotaciones y connotaciones que hacen evidente su generosa cultura al mismo tiempo que muestran una egoísta auto-reafirmación. Para ellos forma es fondo y viceversa pero da igual si usted pasa de largo o pasa de ellos; la pretensión es la debacle de los artistas.


DISCURSO Y CULTURA

La construcción de discurso es algo que ha interesado tanto a Hegel como a Juan Gabriel. Un artista, un político o un líder llegan a un público principalmente por su discurso; y tanto en el arte como en la retórica éste se construye con lo que se piensa y se dice pero aún más con la forma y la actitud de vida, ésta es quizá la parte del discurso más transparente, visible y donde menos se puede engañar a los demás sobre lo que uno es. En palabras de Pasolini: “siempre he confiado en mi naturaleza, es decir, en mi cultura”.

NO SÓLO DE DISCURSOS VIVE EL HOMBRE.

“Una confusión sin mala intención puede hacer caer imperios” dice Fangoria en ‘Plegarias atendidas’ y es que, en cuanto se vuelven públicos, los discursos son entendidos e interpretados de tantas maneras que ni sus intenciones, su público o su sustento cultural puede hacerlos evadir el sentido que les darán quienes les atribuyan significados o los expliquen. Sistemático o pragmático, arbitrario o cuidadosamente elaborado, el discurso es “ese proyectil que puede ser boomerang” y, a pesar de las complejidades y contradicciones de su axiología, la herramienta más efectiva para satisfacer nuestra imperiosa necesidad de ser entendidos en un mundo contingente.

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