AIFA, guía rápida de pasos iniciales

Por Jose Eduardo Guerra D. @joseduardguerra

1.- La reubicación y replanteamiento del complejo aeroportuario, inicialmente proyectado en Texcoco (NAICM), representa una oportunidad de repensar la megalópolis y sus límites porque se evitó que la Zona Metropolitana padeciera un estrés hídrico considerable que repercutiría en la calidad del aire (ya de por sí mala), la recarga de los mantos acuíferos (tan menguada por la mancha urbana) así como en el confort ambiental pues disminuiría la humedad relativa y absoluta en el aire y en las corrientes de viento sin las cuales se formarían inmensas islas de calor en el sobrepoblado oriente de la ciudad. El planteamiento del Parque Ecológico del Lago de Texcoco (reserva hídrica y de humedales) es un cambio de enfoque en la relación de la metrópoli con su entorno y sus periferias (a las que tanto se debe) pues de él surge ahora un nuevo espacio, casi un laboratorio, de experimentación e investigación tanto urbana y territorial como científica.

2.- El AIFA, como campus de equipamiento nacional, representa un primer paso hacia la detonación de un desarrollo urbano y regional mejor planificado para el nororiente del Estado de México, zona muy vapuleada por los cárteles inmobiliarios que han subdesarrollado municipios extendiendo carpetas interminables de indignos “pies de casa” y viviendas monótonas o gobiernos que han permitido y alentado la proliferación de suburbios cuyas carencias de servicios aumentan mientas más alejados se encuentran de las centralidades. Este nuevo equipamiento constituye un límite a este tipo de vicios urbanos, al menos dentro de la extensión que ocupa el conjunto de edificios actual así como los servicios anexos que se requerirán y desarrollarán. La planificación urbana ordenada alrededor del AIFA, con sus necesarias interdisciplina y transdisciplina serán claves para la integración de este mega-proyecto con su entorno. Interdisciplina y transdisciplina implican borrar la imagen del “arquitecto único”, del “autor” o de la “firma” que se lleva el “canonicato” por haber “ordenado” como por “voluntad ex aequo et bono” la vida y los destinos de los “usuarios” (personas o habitantes son términos más adecuados).

3.- No es la “inauguración” lo que habla por los edificios sino el paso del tiempo y su capacidad de expandirse, adaptarse o renovarse de acuerdo a las necesidades de las personas que los habitan. Es el rumbo que tomen las decisiones de quienes vivirán y operarán el  AIFA lo que determinará su permanencia y su pertinencia en el tiempo; todo esto aunado a eso que se llama “política” (a todos niveles y desde diversos enfoques), ese quehacer humano llamado política (intangible hasta que se materializa en ciudades, barrios, calles o edificios) eternamente inacabado que, con o sin dogmas y con apertura o cerrazón al cambio, ha dirigido, dirige y seguirá dirigiendo (o dando sentido) a nuestro actuar colectivo y social. El urbanismo, la arquitectura o el diseño son ejemplos de políticas que se materializan social, física o ideológicamente. Ciudad, espacio, tiempo e ideas nos confrontan con nuestras incongruencias y contradicciones; si de esas confrontaciones políticas con la realidad no surgen diálogos, debates o acciones es porque estamos negando al “zoon politikón” que forma parte de nuestra naturaleza.

Imagen: @MeyerFalcon / AS México

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