¿Realmente vivimos mejor en ciudades?

*Artículo publicado originalmente en Metrópoli Digital en Julio de 2016.

Por José Eduardo Guerra. @joseduardguerra

Para responder a la cuestión que plantea el título del presente artículo es necesario partir de que cualquier ciudad del mundo es compleja y contradictoria. Toda urbe es un sistema complejo porque está planteado para que converja en un solo territorio una gran diversidad de grupos, clases y sectores de una población en donde la convivencia y la interacción es lo que va dotando a las ciudades de la cualidad de ser simultáneamente un producto cultural, histórico y social. La urbe es también un sistema contradictorio  porque en su inmensidad reconocemos lo ajeno y lo extraño como enemigo para la individualidad o la seguridad, ya sea propia o de un grupo determinado. Se trata sin duda de lugares donde actualmente encontramos normas arbitrarias, violencia que enfatiza más las divisiones entre sectores sociales así como grandes diferencias culturales entre quienes cohabitan en una misma región. Actualmente se pueden vislumbrar tres principales retos que deberá sortear el urbanismo del siglo XXI para volver más habitables las grandes concentraciones de población: conciliar diferencias combatiendo la segregación, buscar un desarrollo más allá de la rentabilidad evitando así la gentrificación e involucrar a todos los sectores sociales mediante el sentido de pertenencia.

 

Las ciudades son su gente y sus diferencias.

Comúnmente se piensa que la falta de educación, la carencia de recursos y la falta de oportunidades para acceder al empleo son los principales factores que generan segregación social y la conformación de grandes “anomias” o ciudades perdidas dentro de la gran metrópoli. Pero qué sucede cuando es precisamente el acceso tan directo al poder económico y político lo que permite, en teoría, “proteger” a los más privilegiados; tendremos como resultado zonas blindadas que se ubican junto a sectores rezagados de la ciudad bajo una dinámica que lo único que puede generar es el desentendimiento de ambos grupos y sus posteriores consecuencias como la violencia y la delincuencia.

Gentrificación: divide, vende y vencerás.

Hoy muchas ciudades se enfrentan al problema de la gentrificación, es decir, los diversos sectores de una ciudad configurada bajo un sistema económico y político que solo persigue el bien económico sufren continuamente de transformaciones físicas violentas que llegan a desplazar a grandes grupos de población con el fin de alejarlos de ciertas zonas consideradas como potencialmente rentables ya sea al re-densificarse o al cambiar su vocación inicial de zonas habitacionales a complejos comerciales. En general todo aquello que pretenda la uniformidad o la estandarización de los paisajes urbanos y se oponga a la diversidad, la integración de usos y la conectividad podría considerarse una negación de lo que esencialmente debería ser una ciudad. Por otra parte, el término de justicia social se pone totalmente en cuestión cuando ésta sólo alcanza a quienes tienen el nivel socioeconómico para obtenerla además de que se privilegian los intereses de unos cuantos a costa de un grupo social sometido o un territorio sobrexplotado en sus recursos.

Identidad: ¿De dónde vengo y a dónde voy?

 ¿Se puede hablar de una identidad y un sentido de pertenencia? o hay diversas formas de vivir y configurar una identidad; ¿Son acaso las diferencias culturales las que determinan quienes van a estar en determinado sector económico de la sociedad? o se encuentran en mayor desventaja quienes no se adapten al medio urbano; ¿Es la interculturalidad el mayor ejemplo de complejidad y diversidad dentro de la ciudad? o es la estrecha visión de las instituciones de gobierno la que no permite ver que estos procesos se dan ahora de manera exponencial en las ciudades. Es un hecho que las ciudades se hacen y reconfiguran en el tiempo de acuerdo con los distintos fenómenos políticos, sociales o económicos a los que se ven sometidas, por lo tanto, se debe preparar a las generaciones futuras para afrontar y comprender los procesos de complejidad y diversidad en los que estarán inmersas no solo las ciudades sino las sociedades y las naciones en su conjunto.

¿Qué nos depara el futuro?

Son varios los fenómenos socioculturales a los que se están enfrentando en la actualidad las grandes metrópolis globales del mundo. Se puede observar que el carácter de “megalópolis” muchas veces surge de su ubicación estratégica dentro de un marco económico y político que permite, entre muchos otros flujos, la llegada de nuevos habitantes ajenos a la cultura y costumbres originales. Es así como la ciudad se vuelve un complejo multicultural derivado de las diversas migraciones, por lo tanto, se vuelve un verdadero desafío la convivencia entre los diversos sectores étnicos, nacionales y culturales. La ciudad como punto de encuentro se vuelve ahora un espacio de convergencia de diversos grupos sociales con una cultura, costumbres y tradiciones propios. Entonces, para vivir mejor en ciudades, los habitantes de las grandes urbes deberán dominar diversos códigos culturales y de comportamiento para poder establecer una comunicación y convivencia más armoniosa entre los distintos grupos que conformarán a la nueva sociedad urbana.

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